Camino sobre el asfalto
bajo una noche sin estrellas
una noche nebulosa y fría
con el bolso lleno
de figuras
y sueños disformes
en uno de ellos
unos brazos largos
lánguidos
y laxos
se aferran a mí me rodean
con la voracidad
de quien ama
y es correspondido
despacio
a tientas
me guío
por el rugir del mar
oleaje estruendoso
ahí
el canto de las sirenas
emerge agudo
de la profundidad
de su mar lúbrico
como un lamento sublime
al cual me abandono
de repente
el ulular del viento
del norte
conspicuo galante
se abalanza sobre mí
quiere poseerme
y no presto resistencia
porque en él lo encuentro a él
y puedo sentir su sexo inhiesto
acicalándose entre mis praderas
valles y cumbres
abonadas
fértiles
fecundas
hasta que algo se verte
espeso
tibio
dentro
¿algo suyo
mío
del viento?
son las tres de la mañana
el aullido de un hombre lobo
quiebra el mutismo del sueño
despierto empapada
de ganas
de sudor
de ansias
y me abrazo a la almohada
jadeante
relajada
suya
¿de él
o del viento?
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