Cruzar el desierto me parece un acto contemplativo y de introspección.
Mientras conduzco mi automóvil a través de la transpeninsular y observo la naturaleza, me es casi imposible -al compás de la música de Bach- rememorar muchas de las cosas que hice este año que termina, a la vez que me cuesta controlar la avalancha emocional que cae sobre mí.
Algo muy bueno que pude lograr
este año es tener una librería. Recuerdo cuando descubrí que el local donde
ahora se ubica La vendedora de libros, se alquilaba. Fue un flechazo, amor a primera
vista y si alguna duda tuve de iniciar con este proyecto, desapareció en el mismo instante que vi
el local vacío haciéndome un guiño con su gran ventanal frontal.
De eso ya son diez meses y cada vez me siento más enamorada.
Realicé varios viajes: conocí San
Francisco de la Sierra y su arte rupestre. Sentí la historia vibrando
bajo mis pies, frente a mis ojos que se deslumbraron con sus colores. Escuché
el canto de la Madre Tierra hablándome. Me reconocí -otra vez- insignificante como una
minúscula parte del cosmos. Por otro lado y todo lo contrario a la experiencia
previa, regresé a Disneyland donde me sentí niña de nuevo y recordé las veces que en
compañía de mi familia gocé de ese parque.
Visité por primera vez el zoológico
de San Diego y el parque Balboa, del que me fascinaron sus museos, sobre todo
el de arte.
Escuché cantar en vivo a Siddartha, en Tijuana.
Transité
por el camino aún inconcluso que lleva, saliendo de Mexicali y pasando por San
Felipe y otras comunidades a la carretera transpeninsular, a la altura de laguna Chapala. Me
maravillé con sus espectaculares vistas.
Anduve por los más hermosos rincones de México: Mazamitla –me enamoró- Jiquilpan, Jocotepec, Tlaquepaque y también Manzanillo, su centro y su playa.
Anduve por los más hermosos rincones de México: Mazamitla –me enamoró- Jiquilpan, Jocotepec, Tlaquepaque y también Manzanillo, su centro y su playa.
La ruta Rulfiana: Tapalpa, San Gabriel, Sayula y la gran Comala; donde me envolvieron las
voces de Juan Rulfo. Qué decir de su volcán de fuego.
Por cuarta vez estuve en la Feria Internacional
del Libro en Guadalajara: ahí conocí en persona a Orhan Pamuk, Marcela Lagarde,
Denise Dresser, Adriana Malvido, María Fernanda Ampuero, Omar López Cruz,
George F. Smoot . Otra vez escuché a Lidya Cacho, Benito Taibo, Alberto Ruy Sánchez,
Francisco Martín Moreno. Abracé y
platiqué con grandes amigos como Rodolfo Naró, Miguel Asa y Edgar Krauss.
Escuché cantar en vivo a Lila Downs, en un concierto único.
Reconocí al bello Tequila y otra vez al estrenado
pueblo mágico de Tlaquepaque. Luego visité la gran ciudad de México: caminé por
Chapultepec y la historia de su castillo. Estuve en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, la sala Nezahualcóyotl, donde escuché al trío Masky. La
bella Bellas Artes y la magnífica exposición de Kandinsky.
Me tocó estar en el
zócalo y ser testigo de un momento histórico –nos guste o no- : la toma de
posesión del nuevo Presidente de la
República. La plaza bullía.
Viaje en autobús a la ciudad de Puebla donde me maravillé con su biblioteca Palafoxiana y su comida típica. Cholula y sobre todo Atlixco, me dejaron con ganas de regresar y pasar más días, cautivada por la cercanía del Popocatépetl, de sus artesanías y de su plaza y callejones.
Viaje en autobús a la ciudad de Puebla donde me maravillé con su biblioteca Palafoxiana y su comida típica. Cholula y sobre todo Atlixco, me dejaron con ganas de regresar y pasar más días, cautivada por la cercanía del Popocatépetl, de sus artesanías y de su plaza y callejones.
En la comunidad inicié
el proyecto "Mujeres de Letras libres", dándome la oportunidad de
conocer a grandes mujeres feministas, como Paola Arzate. Y de ese proyecto y
sus actividades, intercambiar momentos, charlas, lecturas, proyecciones de
cine, café, té, con mujeres de la comunidad con las que estoy tejiendo una red de sororidad; a la vez que
estrecho lazos con otras, en las distintas comunidades del municipio.
Participé en una actividad con el programa Alas y Raíces, invitada por Alma Joana, su directora. Reanudé proyectos que habían estado en pausa, como Cinema Providencia.
Pinté otra vez paredes en Cultura Urbana, frases de mujeres escritoras.
Participé en una actividad con el programa Alas y Raíces, invitada por Alma Joana, su directora. Reanudé proyectos que habían estado en pausa, como Cinema Providencia.
Pinté otra vez paredes en Cultura Urbana, frases de mujeres escritoras.
Escribí y
envié cartas, compré libros, leí sobre feminismo, escribí, corrí como si se me fuese la vida en
ello, con los brazos abiertos desafiando al viento. Bebí café, té y vino.
Hice el amor con todo mi amor y terminé con
el corazón desbordado, con las ansias de continuar perpetuando esos instantes
con él.
Comí pastel y muchas, muchas comidas hipercalóricas y todo lo disfruté sin culpa. Me tendí a los rayos del sol sobre la arena cálida, acariciada por las olas del mar. Obsequié regalos a las personas que amo simplemente porque las amo y eso me hace sentir feliz.
Comí pastel y muchas, muchas comidas hipercalóricas y todo lo disfruté sin culpa. Me tendí a los rayos del sol sobre la arena cálida, acariciada por las olas del mar. Obsequié regalos a las personas que amo simplemente porque las amo y eso me hace sentir feliz.
Visité la tumba de mi padre y madre, los extrañé y lloré otra vez.
Sin embargo, lo más importante fue que me
ocupé de mí y con ayuda de una excelente profesionista, reconocí el por qué de mis
emociones y trabajarlas me llevó a
aclarar mis sentimientos y actitudes ante ciertas circunstancias. Me deshice de
muchos miedos y sobre todo culpas que hasta ahora aligeran mi transitar
por la vida y mejoraron la convivencia con las personas de mi entorno. Aprendí que soy la única responsable de mis
emociones y de lo que me permito sentir,
así como no lo soy de las emociones y sentimientos que se
generen en otros.
Confirmé -y lo sigo haciendo- que sólo queriéndome, amándome con todo lo que
soy, sin avergonzarme de nada, puedo establecer relaciones sanas tanto con
hombres y otras mujeres. Que la libertad y el amor en una pareja no tienen
por fuerza que firmarse, sencillamente
esto se da y se demuestra.
Hablar, es decir, comunicarse es uno de los
principales cimientos para que todo sea menos complejo.
Absolutamente, sí se puede amar a
una sola persona y desear compartir la vida entera con ella. El verdadero amor se vive cada día.
El
amor de mi vida nació varios años después que yo y me ha dado en todos los contextos, mucho más que cualesquier otro.
Este año lloré, lloré mucho; en las lágrimas
volqué mis dolores y ausencias, frustraciones y miedos, rabia e impotencia; mi
tristeza.
Hoy me siento una mujer que si bien no ha terminado de reconstruirse, sigue
trabajando para sentir la vida de manera diferente; más tranquila, menos
ansiosa. Más responsable de mi ser interno y más despreocupada por mi
apariencia externa. Y aunque todavía me falta camino por andar… estoy
viva y mientras respire seguiré sintiéndome orgullosa de ser esta mujer cuyo corazón vibra al ritmo de la Madre
Tierra.
Amo lo que la vida me dio estos 365 días:
Alejandra, Patricia, Jorge. A mis mascotas: Brownie, Bombón y Caramelo. Y por
supuesto a mi compañero de aventuras y desventuras: Edgardo Maya.
Gracias 2018.
He llegado a mi destino.