Atravesando
la mitad de la península, en sus trayectos sinuosos y rectos, pude contarle mis
secretos al desierto. Me inspiró tanta confianza verlo ahí, tan quieto y lleno
de vida que empecé por contarle pequeñas cosas, detalles quizá insignificantes de mi vida. Más tarde, al avanzar los kilómetros, opté por confesarle entre otras cosas, lo que extraño de nosotros dos.
Por ejemplo: los
días en que desnudos, dejamos que las aguas frías del Pacífico nos bañaran, dejándonos
llevar por su vaivén y flotamos con la cara al sol, permitiéndole que sus rayos
chocaran contra los dos cuerpos expuestos, ofrecidos, mientras reíamos.
O
las noches en silencio, abrazados uno al otro, interrumpidas por el gemido del
viento que nos inspiró al amor. Así, toda la noche. Gimiendo. El viento.
De
las tardes que nerviosos y ansiosos, hicimos el amor, sin prisas. Tumbados
sobre las arenas de las majestuosas dunas, inundadas de sal y una quietud que rompimos.
Mientras a la distancia, una embarcación de pescadores preparaba sus redes
mirando a lo lejos.
También
supo –el desierto- de los paseos en bicicleta a pesar del frío, para ir a ver salir
el sol, imponente y no tan cálido, mientras me mostrabas las aves que cruzaron
el cielo. O los atardeceres, cuando todo el horizonte y las nubes se encendían y teñían de rojo, dándole al paisaje un aspecto
infernal, esplendoroso. Ahí, muchas veces tú y yo estuvimos puntuales. Callados,
con el corazón trémulo por la emoción de poder compartir esos instantes.
Le conté no solo lo que extraño de ambos, sino lo que extraño de ti, exclusivamente de ti: tu tacto ligero en mi
cuerpo. Tu abrazo vigoroso. Tu cercanía
bajo la ducha. La fuerza de tu nombre las mañanas de domingo. Tu risa de niño,
ingenuo y travieso. Tu café endulzado, a medio tomar, olvidado sobre la mesa.
Tu película favorita, que no he terminado de ver porque me quedo dormida
recostada en ti. Tu rastro húmedo en mi cama. Mi sabor a través de tus labios
en los míos. En fin, tantas cosas más.
Lo que más recuerdo, es lo que todo eso provocó en su momento en mi.
Me extraño a mí misma
junto a ti.