lunes, 16 de mayo de 2016

Leyendo a Penny Black.

   
Hace un par de semanas terminé de leer Penny Black, libro de mi amiga la escritora sinaloense, Marisabel Macías Guerrero. Ella con este libro ganó el Premio Estatal de Cuento La Paz 2014.

Además de escribir, Marisabel tiene licenciatura en Filosofía, es egresada de la UABCS.

No me agrada la idea de enfocar mi comentario al contenido del libro solamente, porque Marisabel es mucho más que ganadora del premio literario antes mencionado y, es aquí donde radica lo interesante e importante del punto.

Marisabel es una mujer que además de escribir, lo hace –y este su libro es un ejemplo- sobre temas por desgracia poco convencionales, poco tratados en nuestra sociedad. Sociedad que se caracteriza en su mayoría y desde mi perspectiva, por darle más valor a la familia natural que a los valores humanos. Que no visualiza más allá de lo superficial y cotidiano. Valorando a sus pares por lo que tienen en pesos y no por lo que aportan para el desarrollo de su entorno en todos los contextos.
Sociedad que se ciega a la realidad que nos hiere –sobre todo a las mujeres-, a quien califica de inmorales o libertinas, cuando no siguen o seguimos los preceptos basados -en la muchas veces doble moral- de quienes los imponen.

Marisabel escribe usando palabras que lastiman el sentido de la vista de quienes la leen, porque utiliza aquellas -palabras- que nos han obligado desde niños a callar o a pronunciar en secreto, con vergüenza, como si al leerlas o pronunciarlas nos convirtiéramos en herejes. Sin tomar en cuenta que de muchas de esas palabras estamos construidos: clítoris, pene, senos, vagina. Y que fuimos creados a través de un orgasmo que si bien nuestra madre tuvo suerte, no solo fue el hombre con el que nos concibió quien lo gozó.

Marisabel escribe y denuncia a una sociedad cada vez más inquisitiva y que con mayor frecuencia y facilidad, excluye a todos aquellos que la conforman y que no siguen sus paradigmas y costumbres.

Marisabel escribe sobre temas que nos cimbran, mueven, colapsan. Sus textos nos llevan a refutarnos ideas que nos han impuesto desde tiempos inmemoriales. Sus letras son letras que invitan a desafiar conceptos morales que arrastramos y que sin darnos cuenta nos han hecho daño a muchos, por habernos impedido de una u otra forma disfrutar de la sexualidad.

Por otra parte, Marisabel también escribe para promover, divulgar y compartir la cultura. Para denunciar injusticias políticas. Para concientizar sobre el daño que generamos al planeta si no reciclamos, si no cuidamos el agua, si tiramos basura.

Marisable alza la voz en contra de los feminicidios y los pederastas. Pidiendo justicia para los desaparecidos (43).

Marisabel escribe para gritar que feminismo no es sinónimo de machismo. Y que ser feminista no es estar en contra de los hombres. Todo lo contrario, que el feminismo busca siempre entre hombres y mujeres igualdad, en el sentido estricto de la palabra.

Marisabel es una mujer que se esfuerza todos los días, con sus minutos y horas, por practicar con sus acciones la sororidad.

Marisabel vive en un grito, porque si no lo hace entonces no se siente viva ni libre.

Penny Black viene a darle un giro distinto a la literatura sudcaliforniana.

En 22 cuentos la autora se desnuda y se exhibe para que el lector vouyerista se deleite.

Veintidós cuentos que de manera excepcional empoderan a la mujer de su propio cuerpo, pensamiento, decisión y derecho a la libertad.

En Penny Black, Marisabel da voz a las mujeres que en diferentes tiempos han sufrido –o hemos- acoso,  violencia tanto física como psicológica o  comentarios machistas, que hemos tantas aprendido a través del tiempo a ver como "normales". Ella, a través de las páginas de su libro, nos ayuda a desahogarnos, a deshacernos en alguna medida de la frustración que nos han dejado esos acontecimientos.

Nosotras las lectoras,  resignificamos sus letras. Sin embargo, no es un libro exclusivo para mujeres, también lo es para todos aquellos hombres que sin saberlo son "feministas".

Penny Black lamento decir, no es un libro donde encontrarán descripciones explícitas de sexo, sí en cambio,  de erotismo y, aunque no haya sido tal vez la intensión de la autora, matices de poesía.

Agradezco a Marisabel primero, su amistad y después, que nos preste su voz en este su libro.



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