miércoles, 30 de marzo de 2016

Desahucio.




















En la agonía de la enfermedad, tu recuerdo me salva
En las tardes de desesperación,  tus brazos inasibles
En el llanto inconsolable, tus besos descarnados
Ante el futuro incierto, tus palabras de humo
En la continua indecisión, el peso de tu silencio
En la lejanía de nuestros cuerpos, la angosta promesa de tu presencia

Tú recuerdo me salva.

Del inefable transcurrir de los días sin tu compañía
De las  madrugadas y noches en constante vigilia
Del incesante torbellino de emociones desbordadas
sin tu piel para encausarlas
De la realidad construida de adagios, de los cuales tu nombre ha desaparecido

¿Pero del miedo quién?, de él, ¿quién me salva?


Ni tu amor, ni tu recuerdo, ni yo, ni  nada.


Fotografía: Blue Nude, Picasso (1902).



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