domingo, 25 de agosto de 2019

Letras por silencios


Sigo la línea recta que he trazado yo misma para este amor desequilibrado. 
Evito escuchar la voz de la razón, en cambio, presto atención al murmullo que se origina dentro de mi pecho que sube y baja desacompasado, desmesurado, mientras ignoro la melodía de la canción que suena en la radio. 

Vienes a mi mente y  me pregunto de qué manera me recuerdas cuando me piensas.
Por lo pronto y mientras empiezo a extrañarte, busco papel y tinta y te escribo una carta con el firme propósito de depositarla mañana a primera hora en la oficina de Correos. Sin embargo, y por una extraña razón que no logro comprender, la guardo en el cajón del escritorio gris, abandonando la idea que me hizo escribirte. Ahora le hace compañía a tus pinceles y acuarelas y me parece todavía verte sentado, concentrado, mientras pintas una ballena gris asomando su cabeza a través de las aguas  saladas de tu turbulento mar, contrariamente Pacífico. Y es que tienes apenas unas cuantas horas que te has ido y a mí, ya me parece como si hubiesen pasado muchos otoños con sus hojas caídas. 
Cierro el cajón y dejo la carta ahí, para que un día, el menos pensado la encuentres y a pesar de haber  pasado semanas, me leas. Leas mi voz dispersa entre vocales y sílabas, entre cortas oraciones.  Entre muchos verbos y escasos sustantivos.

No puedo dejar de adelantarte que en esa carta te pregunto: ¿a dónde puede ir una persona a buscar la pasión?  
En otro renglón te cuento que esta tarde me sorprendí sonriendo al recordar los días en que te escapabas de tus quehaceres para encontrarte conmigo mientras la mayoría trabajaba. En ese entonces ninguno de los dos imaginamos el rumbo que tomarían las cosas.  Me sentí contenta de tu recuerdo, de sentirme así, en ese  chispazo que la memoria me regaló. Instantes antes de que la conciencia y  la nostalgia vinieran a arruinar tan efímero momento. 

La conciencia de entender que la vida cambia, el amor mismo. Las responsabilidades y la rutina apabullan. La nostalgia de sentirme enamorada. Del deseo imposible de contener. De los besos largos y profundos. Del abrazo eterno. De las noches insomnes. 

Ojalá encuentres esa carta antes que yo vuelva a abrir el cajón. Ojalá sepas si la ves, que es para ti aunque no tenga tu nombre escrito.

¿El amor también puede construirse o deconstruirse de silencios?, o sólo de letras y fonemas y del tacto y el roce de la piel.


"Así será.
 Yo no estaré.
 Tú, pronto, te irás.
 Pero siempre seremos uno el tiempo que dure el recuerdo."  Elvira Sastre



No hay comentarios:

Publicar un comentario