martes, 16 de agosto de 2016

A dos tintas.



El pasado 11 de agosto, se llevó a cabo en la ciudad de Tijuana, B.C., la presentación del poemario A dos tintas, escrito por Adolfo Morales Moncada y yo, Patricia Valenzuela Lugo.

La cita fue en El lugar del Nopal, centro cultural ubicado en el centro de la ciudad, en punto de las nueve de la noche.

Al principio me sentí muy nerviosa, era la primera vez que estaba frente al público, conocedor además, como coautora de un libro. Sin embargo y pese a mi nerviosismo, me sentí muy contenta ya que el lugar se llenó. 

La forma en la cual está escrito este poemario, causa en los lectores mucha expectación, ya que es poco común. Sin embargo, sin temor a equivocarme, puedo asegurar que los asistentes se fueron más que satisfechos de lo que escucharon esa noche.

Un poco antes de dar inicio a la lectura de algunos de los textos contenidos en el poemario, dirigí unas breves palabras a los presentes, las cuales les comparto.

"Empecé a escribir para que no me ahogaran las palabras.

Desde la adolescencia busqué un escape. Lo encontré en las letras. Ahora mi vida gira entorno a ellas.
Son el grito ensordecedor de mi silencio. La traducción del galopar de mi corazón perdido, de mi mente extraviada en el sinsentido de la cotidianidad.

Las letras han sido y siguen siendo, esa pequeña gran tabla a la que me he asido para evitar que las turbulentas aguas de mi mar me engullan y me lleven a sus profundidades.
Las letras me salvan. Son escudo, fortaleza, desahogo, catarsis. Mi minúsculo mundo privado, compartido.
Las letras son espejo frente al cual me despojo de mis vestiduras, de todas las capas que me recubren y ocultan y cuyo reflejo es un cuerpo sostenido por un esqueleto compuesto de miedos y anhelos. Llega incluso a no gustarme, sin embargo, no por eso dejo de ser yo.

Estoy aquí con una carga emocional indescriptible. 
Felicidad opacada por la sombra de la muerte, que ronda a la hermana de mi mejor amiga.
El sentimiento de no haber podido estar presente en un momento trascendental en la vida de mi hija mayor (aunque se que ella lo entiende).
Haciéndole frente a los sinsabores del amor. Qué cual ola de un mar agitado, embate mi estado anímico, mermándolo. Dándome apenas tregua para respirar.
Y la ansiosa y perpetua nostalgia de lo que no terminó de ser.

Por otro lado, no puedo dejar de agradecer a Gabriel García Márquez por el día que, hace diez años ya, a través de su libro “Memorias de mis putas tristes”, se cruzó en mi camino e hizo que me enamorara de la literatura. El inicio de un tórrido romance que se mantiene desde entonces, en fase de enamoramiento.

La lectura ha sido, es fundamental en mi faceta de escritora en ciernes. Cómo lo es sin duda la presencia de Adolfo Morales Moncada en mi vida. Sin él, esto no estuviese sucediendo. Adolfo es un ser humano como pocos he conocido. Extraordinario, inteligente, generoso. Como escritor, por demás digno de toda admiración. Mi ángel de la guarda literario; maestro y amigo.  

Y entrando en el tema de los agradecimientos: 

A mi familia, la que está aquí acompañándome en mi sueño hecho realidad. A Alejandra, Patricia y Jorge; mis tres hijos. En ellos y por ellos me hice de las agallas necesarias para mantenerme en la superficie, cuando hubiese sido más fácil optar por dejarme ir.  A Edgardo; por sus días invertidos en este caos de mujer que soy. Por aceptar esa parte de mí que le doy, por supuesto, muy a mi manera. A mi madre; quien a sus 80 años no se rinde y, en la lejanía y el silencio de la distancia, se mantiene cerca. A mi padre; a quien la vida no le alcanzó para estar presente físicamente; por su herencia constituida en mi carácter y manos grandes.
Gracias sobre todo, a mi mar y su desierto. De ambos me nutro y alimento. Ellos me mantienen encendida y húmeda. Conservan vivo el fuego que llevo dentro y por el qué, cual libélula, estoy dispuesta a morir.

A ustedes, muchas gracias por acudir a esta noche de poesía, escrita a dos tintas."

La próxima presentación está contemplada para el mes de octubre en esta localidad de Santa Rosalía. Espero que llegado el momento, nos acompañen.


El poemario está disponible para quien desee adquirirlo.

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